Tan subestimados como ignorados, el calentamiento y el estiramiento son dos componentes esenciales en toda rutina de entrenamiento. No importa si se trata de atletas de élite o de personas que disfrutan mantenerse activa, todoooos debemos darnos un tiempo para calentar y estirar, pues estas acciones pueden marcar una gran diferencia en nuestro desempeño físico y en la prevención de lesiones.
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Preparando el cuerpo: calentamiento
Imagina este escenario: llegas al gimnasio o sales a correr y de inmediato comienzas a levantar pesas o a correr a toda velocidad. ¿El resultado? un rendimiento no tan bueno y un mayor riesgo de lesiones.
Digamos que el calentamiento equivale a encender el motor de un automóvil antes de salir a carretera. En el caso de la actividad física, es la actividad que nos ayuda a aumentar gradualmente la temperatura corporal y el flujo sanguíneo hacia los músculos, esto prepara a nuestro cuerpo para el ejercicio intenso que está por venir. Esta fase inicial del entrenamiento puede incluir movimientos de baja intensidad, como caminar, trotar suavemente o hacer ejercicios de movilidad articular, ya que lo que buscamos aquí es despertar al cuerpo y prepararlo para la actividad física más exigente que se avecina.
Además de elevar la temperatura corporal, el calentamiento también tiene otros beneficios. Ayuda a activar el sistema nervioso central, lo que mejora la coordinación y la conexión mente-cuerpo durante el ejercicio. También aumenta la flexibilidad y la amplitud de movimiento, lo que nos ayuda a mejorar la eficiencia del movimiento y prevenir lesiones musculares.
Mantener la flexibilidad y prevenir lesiones: estiramiento
Igual de importante que el calentamiento es el estiramiento, tanto antes como después del ejercicio. Mientras que el calentamiento prepara al cuerpo para el esfuerzo, el estiramiento lo ayuda a recuperarse y a mantenerse flexible.
Antes del entrenamiento, el estiramiento dinámico resulta especialmente beneficioso. Este tipo de estiramiento implica movimientos controlados que permiten mover los músculos y las articulaciones a través de diferentes rangos, lo cual aumenta la flexibilidad y los prepara para el ejercicio ya que mejora la circulación sanguínea y reduce la rigidez.
Después del ejercicio, el estiramiento estático es clave porque al mantener una posición estirada durante un tiempo prolongado, se relajan los músculos. También puede ayudar a reducir la acumulación de ácido láctico, que suele causar dolor muscular y rigidez, y promover una recuperación más rápida y completa.
Cualquier programa de entrenamiento debe contemplar estas fases porque, como te he mencionado, además de que optimizan el rendimiento deportivo, pueden disminuir el riesgo de lesiones y acelerar la recuperación. La siguiente vez que vayas a entrenar, recuerda calentar y estirar, tu cuerpo te lo agradecerá.
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