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¿Por qué es malo saltarse comidas?

Todos conocemos a una persona que no pasa a desayunar a su casa porque se le hizo tarde o porque se encuentra a “dieta”, incluso alguna vez en la vida hemos sido esa persona. Y no hay nada de malo en que de vez en cuando nos permitamos saltarnos una comida; el problema empieza cuando lo convertimos en un hábito recurrente que, a la larga, puede afectar nuestra salud.



Entonces ¿qué hay de malo en saltarse comidas?


  1. Desequilibrios en los niveles de glucosa en la sangre. Si estás acostumbrado a dejar pasar mucho tiempo entre una comida y otra, es probable que experimentes cansancio, mareos y que sientas que te tornas lento. Esto se debe a que hay una disminución drástica en el nivel de glucosa en la sangre, lo que puede ser especialmente perjudicial para personas con diabetes.

  2. Ralentización del metabolismo. Al saltarte una comida, tu cerebro le indica a tu organismo que haga más lentas algunas de sus funciones para quemar menos calorías y conservar energía, lo que puede derivar en aumento de peso porque el cuerpo deja de oxidar grasa.

  3. Afectación a las “hormonas del hambre”. Cuando haces tus comidas de manera súper espaciada (esto no incluye a quienes hacen ayuno intermitente, que debe estar monitoreado por un profesional de la nutrición), tu cuerpo genera más grelina, la hormona que se encarga de estimular la ingesta de alimento, entre otras cosas; pero producirá menos leptina, que es la hormona que brinda la señal de saciedad. Esto, a su vez, dificultará que reconozcas el momento en el que ya estás satisfecho.

  4. Antojos poco saludables. En realidad, ¿cuántas veces se te antoja comer un platillo balanceado después de haber estado mucho tiempo sin comer? Lo más probable es que te apetezca comer dulces o papas que si bien son una fuente de glucosa para el cuerpo, no harán que te sientas saciado.  


¿Qué puedo hacer para no saltarme comidas?


Ahora, si uno de tus objetivos este año es evitar saltarte comidas, pues empezar a planear con anticipación los guisos que consumirás durante una semana, una lista de tres guisos sencillos pero balanceados puede ser un buen comienzo.


También incorpora a tus actividades semanales el preparar los ingredientes que llevarán tus comidas. Elige alimentos de origen animal, verduras, frutas, aceites, cereales y semillas que puedas combinar con facilidad.


Y, sobre todo, ¡programa tus horas para comer! Ya sea que pongas una alarma o que lo escribas en un post-it, pero cumple con tus comidas diarias.


Recuerda que todas las funciones que realiza tu cuerpo son posibles gracias a los nutrientes que adquieres mediante la ingesta de alimentos, pues éstos influyen en tu rendimiento físico y mental. Por eso es primordial que identifiques los momentos de apetito y que los satisfagas con comidas que incluyan todos los grupos de alimentos.  


Presta atención a las sensaciones que experimenta tu cuerpo cuando lo privas de comida por lapsos prolongados, pero también cuando te alimentas adecuadamente, ¿qué cambios percibes?


Empieza hoy con tu sesión de nutrición:



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