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Foto del escritorClaret Méndez

Hablemos de Psiconutrición

A veces no es suficiente acudir con un nutriólogo para mejorar nuestra relación con los alimentos, si tratamos con poca amabilidad nuestros cuerpos, nuestras emociones, nuestra salud mental. Para sanar esos vínculos y contribuir al equilibrio de la salud integral contamos con la psiconutrición



¿Psico qué?

Seguramente al término de un tratamiento nutricional has conservado el miedo a engordar, o al verte en el espejo tienes una imagen distorsionada de ti, o aparecen conductas alimentarias alteradas cuando, en apariencia, no hay una razón para que esto ocurra. Esto se debe a que creemos que si gozamos de buena salud física, la salud mental y la social —triada que conforma lo que llamamos salud integral— vendrán en automático. Spoiler: no es así.


En el caso específico de nuestra relación con la comida y la mente, necesitamos herramientas que nos ayuden, por un lado, a elegir de manera consciente los alimentos que nutrirán nuestro cuerpo; por otro, también requerimos conocimientos que nos permitan entender por qué nos llevamos como nos llevamos con ciertos alimentos, o por qué tenemos tal o cual hábito alimenticio. La psiconutrición es la práctica idónea para resolver ambas cuestiones.


Como quizá pudiste inferir, la psiconutrición vincula la psicología con la nutrición con el fin de que, a través de ambas disciplinas, podamos mejorar la forma en la que nos acercamos a la alimentación. Esto se logra trabajando y entendiendo nuestros pensamientos y emociones —la psique—, pues, como dice un estudio avalado por la Universidad de Barcelona, “el cerebro necesita amor y educación; pero también los nutrientes necesarios”.


En el podcast ¿De qué tiene hambre tu vida?, la psicóloga Ana Arizmendi explica que la relación que cada persona tiene con la comida no depende únicamente de la información nutricional que tenemos de tal o cual alimento, sino de lo que sentimos, de nuestra historia de vida, del sistema familiar en el que crecimos.

Sanar nuestra mente implica sanar nuestro vínculo con la comida. Y al revés también: hay estudios que muestran que la ansiedad, la depresión, hiperactividad se relacionan con desregulaciones en la glucosa, tiroides o en la microbiota; en casos como esto un enfoque psiconutricional vendría bien, ¿no?


Los beneficios de la psiconutrición

Ya hemos escrito en este blog que buscar la delgadez no significa gozar de un buen estado de salud. Si tú quieres lograr una armonía física, mental y social a través de la alimentación, la psiconutrición te viene como anillo al dedo, definitivamente.


Al acercarte a especialistas que trabajen este enfoque, tú aprenderás sobre el impacto de la salud mental en la nutrición y viceversa; además entenderás el porqué de algunas conductas que tienes respecto a los alimentos y, por supuesto, conocerás y mejorarás la relación entre tu mente y tu cuerpo.

De forma simultánea, junto con las o los especialistas resolverás algunos traumas que pudieran motivar el rechazo a ciertos alimentos, pero también temas más complejos como trastornos alimentarios —anorexia, bulimia, vigorexia, etc-. Recuerda que lo que ocurre en la mente ocurre en el cuerpo.



Con el paso del tiempo, también lograrás observar que cuando hay cambios en tu conducta alimentaria, estos traerán consecuencias a tus estados emocionales.


Si te interesa el enfoque psiconutricional, agenda una cita con la psicóloga Gloria Alejo Trejo en https://www.clise.mx/ y con la nutrióloga Claret Mendez, de Nutrición Claret.

Programa tu encuentro con nuestras especialistas y reconcilia tu mente y cuerpo. Es tiempo de hacerlo.


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