La obsesión con tu alimentación puede generar inflamación
- Claret Méndez
- 6 oct 2022
- 3 Min. de lectura
Me he encontrado en foros de nutrición y ejercicio con muchas personas que sostienen que, a pesar de seguir al pie de la letra sus dietas (restrictivas, claro), de hacer ejercicio diariamente, de dormir ocho horas no logran bajar de peso rápidamente; “¿por qué no lo logro”, se preguntan mortificadamente, en ocasiones. Si te identificas con estos casos, quédate leyendo.

Como he mencionado en otras ocasiones, nuestro peso es la suma de todas las masas que hay en el cuerpo: órganos, músculos, huesos, grasa, cabello, heces fecales... A veces también se modifica a causa de la inflamación que puede ser generada por algún alimento, por la fase del ciclo menstrual en la que nos encontremos y, cuando nos sometemos a presiones (como cumplir con la dieta o con la rutina del gym), nos inflamamos gracias al cortisol.
¿Qué es el cortisol?
Así se llama la hormona que segregamos cuando nos estresamos, en otras palabras cuando advertimos que corremos algún riesgo y que debemos reaccionar para ponernos a salvo.
Como ves, el cortisol en sí no es malo, pero puede llegar a serlo cuando nuestro cuerpo lo genera en exceso y eso ocurre con mucha frecuencia.
La psiquiatra Marian Rojas Estapé identifica cuatro causas que aumentan el cortisol de forma crónica:
La pérdida del control
El perfeccionism
La cronopatía (una obsesión por aprovechar al máximo el tiempo)
El modo de alerta constante.
Te contaré una anécdota de una paciente relacionado a estos “cuatro jinetes del cortisol” La persona que ella era cuando decidió acudir a una asesoría nutricional conmigo: los primeros meses del tratamiento, le aterraba que alguien más prepara lo que ella iba a comer porque no sabía cuánto aceite había usado o cuántas porciones de verdura o carne había colocado; también le daba pavor pasarse un minuto de la hora de comida que marcaba su tratamiento nutricional o no comer las colaciones aunque no tuviera hambre.
Claro que todo eso pasó factura y cuando llegaba la consulta ella estaba inflamada, sobre todo de la zona abdominal. ¿La causa? El estrés y, por lo tanto, niveles de cortisol por encima de los que necesitaba su cuerpo para reaccionar ante peligros que se estaba creando de más, como el afán de controlar todo lo referente a su alimentación o la alerta permanente sobre su comida.
Y es que cuando nos estresamos, el organismo reacciona y, como explica Rojas Estapé, pone en marcha mecanismos de autocuración, como la inflamación que, en las condiciones adecuadas, nos ayuda a prevenir infecciones o males peores, pero en cuando vivimos en constante preocupación, solo nos deja muy inflamados y con gastritis, gastroenteritis, amigdalitis o cualquier –itis que se hayas experimentado que lo que quiere decir "itis" en general es "inflamación"

Por si fuera poco, los altos niveles de cortisol también modifican la microbiota, lo que trae consigo una transformación de la permeabilidad intestinal.
Contra la presión, la compasión
Un primer paso para no estresarnos por la comida y, por lo tanto, mantener el cortisol a raya y evitar la inflamación es aprender a alimentarnos de forma integral e intuitiva , esto se deriva de aprender a escuchar nuestro cuerpo y hacerle caso cuando manifieste síntomas de hambre o de saciedad.

Para tratar específicamente la inflamación, procura ingerir alimentos que contengan Omega 3, un ácido graso que se caracteriza por sus efectos antiinflamatorios y que encuentras en el pescado, en las semillas, en las algas, en aceites vegetales.
Y si se te antojan unas papas fritas o un helado de chocolate en barquillo, ¡cómelos y disfrútalos!
En pocas palabras, fluye con tu alimentación. Si tienes dudas acerca de cómo hacerlo, agenda una asesoría con Nutrición Claret donde te acompañaremos en el camino hacia una alimentación intuitiva e integral.
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